Servicio a la francesa

A las ocho de la tarde, nos fuimos a pasear después de dejar nuestro equipaje en el hotel. No nos imaginamos que las tiendas y los restaurantes tenían horarios de apertura y cierre tan estrictos. Sin conexión a internet, no sabíamos dónde dirigirnos para encontrar algo abierto. Finalmente encontramos un supermercado donde pudimos comprar una botella de agua y muchos pasteles. Fue muy sorprendente darse cuenta de que no había nadie para servirnos y que debíamos coger los productos nosotros mismos en la tienda. Volviendo ya al hotel, nos dimos cuenta de que la botella de agua no era de agua mineral era en realidad agua con gas. «¿Así es el agua aquí?» me preguntó Mandeep. Era imposible para nosotros beber eso. Tuvimos sed y hambre durante toda la noche (no sabíamos que el agua del grifo era potable). El jet-lag y nuestras ganas de visitar Francia nos mantuvieron despiertos una gran parte de la noche y no dormimos más de 3 horas.

Al día siguiente nos levantamos a las 6 de la mañana y nos fuimos a pasear por la ciudad. Nos encontramos con un indio que tenía una tienda de frutas y verduras en el distrito 19. Le compramos algunas frutas y volvimos al hotel, ya que estábamos impacientes por probar nuestro primer desayuno francés. Por desgracia, a las 8h15, era imposible de tomar el desayuno. No lo servían más tarde de las 8 de la mañana. ¡No es fácil sobrevivir en esta ciudad!

Nuestro check-out era a las 11h. Esta vez no estábamos dispuestos a meter la pata. Vaciamos la habitación a las 10h30 para asegurarnos que no tenemos que pagar un día de más. De todos modos, queríamos utilizar los estantes del hotel para dejar nuestras maletas. Nos dijeron de ir al sótano y tampoco había nadie para ayudarnos. ¡Nos llevó media hora aprender cómo se utilizaban los estantes! Por fin nuestros amigos vinieron a buscarnos y nos sacaron de ese lío. El resto del viaje por Francia nos lo pasamos muy bien ya que siempre estábamos acompañados y compramos una tarjeta SIM. 

Me sorprendió muchísimo este «servicio a la francesa» donde hace falta hacerlo todo por sí mismo. Por un lado, creo que está muy bien porque te permite ganar en autonomía, pero, por otro lado, pienso que es una pena ya que hay menos relación humana.»